lunes, 7 de febrero de 2022

Before the storm




Ya pasó

el tiempo del relámpago

y su cortejo de revelaciones.


Hoy, que sé lo que duele

la lucidez,

procuro

interponer los párpados

y aplicar la razón,

no quedar atrapada en la perplejidad

de los deslumbramientos,

esa adicción extraña

que acaba por volvernos seres mucho más tristes,

sumidos más y más en las tinieblas.


Los truenos,

si los hay,

no llegan hasta aquí,

alguna regalía tenía que tener

padecer de sordera.


Es esta calma sólida ,

envuelta de un silencio artificioso

que no consigue ahogar ciertos presagios,

lo que me desconcierta.


Están ahí,

lo sé,

están ahí,

gestándose

bajo la superficie de estas horas

falsamente domésticas.


Como los tiburones,

sensitivos

al olor de los miedos

y acechantes

de los mínimos gestos de los náufragos,

nos siguen las tormentas.

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