Lo sientes en tu piel,
un calofrío,
aviso de catástrofe inminente
Cuando en el mismo aire
se gesta una emboscada,
no existe una manera de escapar
ni hay tampoco
búnker dónde esconderse.
Hasta la luz
enseña hoy sus garras afiladas
y muestra esa verdad
que te hiere los ojos.
La intemperie
existencial más bárbara se impone
como modo de vida.
Y tu osamenta
no resiste otro invierno
El mundo es un lugar inhabitable
en el que impera la ley del egoísmo
y tu nido una trampa
de soledad.
No espero
ni pido ya a los cielos un milagro.
Solo unos brazos tibios
dónde engañar el miedo.
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