sábado, 10 de septiembre de 2022

Estación incierta


La luz de la mañana,tan diáfana y serena,

no es hoy un señuelo suficiente

que anime a despertarse.


Es esta una estación umbral y límite,

de tránsito e incierta,

en la que las palomas, precavidas,

regresan con premura hasta sus nidos

y el corazón,

temblando,

lo mismo que una hoja que tirita en su rama

presiente como un tiempo

descarnado y oscuro.


No se puede vivir

mascando incertidumbre indefinidamente,

adivinando por dónde arribará

el aliento del frío.


Y el instinto te dice

que es mucho mejor cerrar los ojos

y fingir que se duerme

hasta que llegue el sueño a despenarte.


Y si pudiera ser

eternamente.


O al menos, hibernar,

como los osos,

hasta que sobre al aire se insinúen

las tibiezas benéficas que anuncian

que ya pueden abrirse  sin cuidado

las flores de satén de los almendros.

 

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