Ahora que el invierno de nuevo se despide
y da paso a una lúdica y amable primavera,
parece que en el aire hay algo que te pide
que abandones los hábitos de la estación austera.
Ha llegado el momento de que la voz se olvide
del resquemor que tiene su gracia prisionera
y dejar que de nuevo en tu interior anide
la tórtola que canta a ilusión primera.
De sentir cómo aún te aliena, seductora,
esa brisa que trae un suave olor a lilas
y te evoca el recuerdo de gozosos amores.
Y que, a pesar de todo, al llegar esa hora
en que el mundo despierta, te inunda las pupilas
una luz que te vuelve los ojos soñadores.
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