No es cuestión de decir, es insinuar
secretos escondidos bajo el velo
de la palabra y con tal señuelo
conseguir lo impensable: emocionar.
Ser sugestión de encaje sobre el mar
o despedida al borde de un pañuelo
ácrata pluma en el azul del cielo
o febril moscardeo en el lagar.
Un poema es un humo libertario
que nos siembra la luz de trampantojos.
Ya sabemos que es solo una ilusión.
Pero , al fin, ¿qué será más necesario?
¿ que la verdad nos entre por los ojos
o que la sienta cierta el corazón?
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