Yo puedo
apacentar estrellas y ordeñarlas
de todo su fulgor y fabricarme
con él un universo empavesado
con la luz de flamantes lunas llenas ,
donde todas las noches son propicias
para hacer el amor,
para soñar
que la felicidad no se termina,
ni existe lo imposible.
Puedo, de proponérmelo
cazar las musarañas
que flotan invisibles en el aire
para domesticarlas y lograr
que bailen imantadas a las disipaciones
que mi voz les inspire
Para rizar el rizo ,también puedo
amaestrar silencios y obligarlos
a que cuenten por mí lo que , prudente,
mi corazón se calla.
Pedirle al mar que ruge
o al viento que susurra
sus timbres y ganarles por la mano
la baza a las tormentas
y a las provocaciones.
O urdir trucos de magia novedosos,
jugar con las palabras y sacarme
de pronto de la manga
un puñado de versos,
una amable sorpresa de humo y fantasía
una amable sorpresa de humo y fantasía
que surge ante los ojos y al instante
estalla y se disuelve
Es un oficio poderoso y triste
este de ser poeta...
Ser capaz de trazar la arquitectura
de todo lo inasible y esencial
y acabar , acosado a soledades,
persiguiendo en el centro del vacío
las reticentes sombras de la nada.
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