Es este
un momento crucial en que apostarnos
sin reflexión,
sin tope,
el poco patrimonio que nos queda
a rojo y par.
No todo está perdido,
el corazón lo sabe.
Aún tenemos tiempo,
todavía
podemos escuchar qué suavemente
escancia la clepsidra su bendito
rumor sobre nosotros.
Y embriagarnos
con el olor que esparcen los jazmines
sobre el jardín,
sintiendo
lo amable que es estar en compañía
mientras el Sol se pone
y alrededor florecen la calma y el sosiego
y alrededor florecen la calma y el sosiego
en un clima impregnado
de grata intimidad .
de grata intimidad .
Lo fácil que resulta
entregarse a gozar,agradecido,
de este breve lapsus venturoso
que sin pensar la vida nos regala.
De cómo puede ser de arrebatado
el dorado esplendor de los crepúsculos.
De cómo puede ser de arrebatado
el dorado esplendor de los crepúsculos.
*****
Después vendrá la noche
y de su mano
toda la oscuridad, todo el silencio,
toda la soledad que nos aterra.
Todo lo negro ,impar,
definitivo,
que la suerte nos tiene reservado
en su envite final.
Pero nos queda tiempo,
todavía
la claridad define el horizonte
y aún somos dos .
Y aún nos amamos lo bastante
para apostar a rojo,
pasión y encendimiento
donde cualquier caución se desvanece
y los miedos se olvidan.
Y recordar que solamente existe
el presente fugaz,
puro milagro
de la casualidad , en lo que lo juicioso
es entregarse fervorosamente
a la emoción.
A disfrutar sin límite
de la magia gratuita e inusual
que se avenga abrindarnos cada instante.
Así que,
rojo y par...
Y gire al buen albur , si quiere , el mundo.
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