jueves, 15 de noviembre de 2018

Rendición



Esta inutilidad ,
esta arrogancia
que finge la mirada que se tiende
a lo largo de la quietud insípida
del instante
y contempla
la elegancia exquisita con la que se desliza
tu vida hacia la nada
es, ahora lo sé,
mi derrota mayor
y más definitiva.

Reconocerme
sola,
habitando en el páramo
de los más solitarios y los tristes.

Sin nadie a quién mirar
de ojo a ojo
en la profundidad de los afectos
y las complicidades.

De los secretos que tras de los párpados
guardan su regocijo para luego,
de sueños que se sueñan felizmente
a dos y compartidos
de las penas
que reclaman a dúo
aliviarse en sus lágrimas.

Sin estrella a la vista
que consienta en prestarle a tu pupila yerta
un destello de luz.

Sin ningún universo imaginario
al que ir a buscarla.

Da igual
cerrar o abrir los ojos...

Son todos los paisajes
lo mismo,
el fiel reflejo
de un corazón
vencido
y un alma que está ya a punto de rendirse.

Lo que nunca pudieron
la aspereza,
el miedo
ni el dolor
lo está logrando la desesperanza.




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