Si
matase el dolor, seguramente
hace ya
mucho  tiempo que enterrada
estaría
mi carne y sepultada
mi 
huella en la memoria de la gente.
Pero 
es el respirar un aliciente
que no
desdeña un pecho , pues no hay nada
que
enganche más  que la desesperada
necesidad
que por el aire siente.
Nací
para  ser pasto de la pena,
vivir
para lamerse  sus  heridas
 es el
destino infausto de lo vivo.
Yo
acepto y agradezco  esta condena,
 sé
que debo a  mis llagas doloridas
las
trémulas palabras con  que  escribo.

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