El
cielo siempre cumple sus promesas.
La
Tierra se prodiga en sus avisos
de
manera elocuente.
Ellos
estaban ya
cabalgando
a placer entre nosotros.
No
los supimos ver.
O
no quisimos verlos,
instalados
en
nuestra miopía.
En
nuestra conveniencia.
Hoy
amenaza al mundo
ese
cuarto jinete que cabalga
en
su caballo pálido por solitarias calles ,
dejando
tras su paso
un
goteo incesante
de
muerte y de temores.
¿
A quién reclamaremos
por
esta desventura?
¿Al
aire, que infectamos
tan
concienzudamente?
¿
Al agua , que ensuciamos hasta la misma náusea
sin
ninguna conciencia?
Nosotros
hemos sido
la
enfermedad , la plaga
que
iba devorando la Tierra lentamente
hasta
dejarla exámine.
Esta
es la verdad,
nuestra
verdad,
que
al fin nos ha sido revelada.
Somos
seres endebles,
que
tenemos por fuerza que aprender a cuidarnos
los
unos a los otros
y
a mimar entre todos a un planeta
singular
y
por ello irremplazable.
Eso
es lo que hoy
por
las bravas ,nos dice a voz en grito,
de
manera violenta.
¿
Escucharemos?
¿O
, esperando el diluvio
del
fuego que nos barra de una vez al infierno,
habrán
de ser de nuevo los necios y los sordos,
los
locos,
los
malvados,
los
que tomen las riendas?
Es increíble, guapa, pero si te fijas, si miras los últimos 30 años, siempre los mismos países se fueron empobreciendo, y siempre los mismos otros enriqueciendo. ¿Cuánto tiempo llevará desprenderse de los políticos?
ResponderEliminarAbrazo!