Como pájaro sin nido,
desorientado, friolento,
así es cómo yo me siento,
desde el día en que te has ido.
Se me encoge, dolorido,
el corazón, se dijera
que no encuentra la manera
de palpitar y desmaya
si otro junto a él no ensaya
un pregón de primavera.
Un pregón de primavera
por el aire se insinúa
y es lo mismo que una púa
que la carne me lacera.
Porque por mucho que quiera
apostar por el olvido
y acelerar mi latido
celebrando la alegría,
solo tirito en la umbría
como un pájaro sin nido .
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