Es estación de paso la existencia,
nos repite el piadoso, y nuestro sino
tratar de ser virtuoso peregrino
e intentar mejorar con la experiencia.
Que conviene equiparse de paciencia
para esquivar los baches del camino
y los aguijonazos del espino
sufrirlos con estoica indiferencia.
Que vivir de una forma tan sufrida,
nuestros pasos conduce hasta aquel puerto
seguro, de alegría inagotable.
Yo dudo si la tierra prometida
no es más que la que cubre un cuerpo muerto
y lo convierte en humus reciclable.
Suelo dar por más cierto
que tras tal travesía del desierto
solo hay un vacío interminable.
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