sábado, 23 de marzo de 2024

Cansancio


                                                       Es muy largo el camino.


Y muy cansado.


Pesa

el polvo acumulado

sobre los pies,

que arrastran su desgana

de seguir prodigándose por senderos que existen

porque fueron trazados por la deriva errática

de otros pasos perdidos.


He llegado hasta aquí,

y ya es bastante

haberlo logrado hacerlo casi indemne.


Después de ver las formas tan diversas

con que la vida puede sorprendernos

disfrutar de esta paz ,

este silencio y esta suspensión

total de los sentidos,

no es mucho, pero es más que suficiente,

se diría

que es toda una victoria.


No sé ni dónde estoy,

pero he decidido

que he llegado a mi casa.


Que este espacio baldío y olvidado en los márgenes,

es un lugar tan bueno como otro

para insubordinarse contra la tiranía

de la inercia, que apremia a moverse sin ganas,

porque toca moverse,

sin rumbo y sin destino.


Es tan liberador abandonarse

y dejarse mecer con suavidad

en los brazos mullidos de la abulia...


Ya nada queda hacer, sino esperar la noche

para mirar de nuevo las estrellas

y admirarlas,

sin más,

sin pretender buscar en sus fulgores

los rastros de qué trágico o qué esplendoroso

porvenir nos aguarda.


Acaso sumergirse

en el dulce abandono del espíritu

en algo se asemeje a disfrutar

de una miniversión del paraíso

humana y asequible.


Lo que tenga que ser,

será,

siento por fin

que he encontrado mi sitio.


En mi confort me instalo,

que sea mi futuro

el que venga a buscarme.

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