martes, 26 de marzo de 2024

Instinto nato




Un desierto de sal, donde no brota

ni una mala sonrisa y la sequía

emocional es una garantía

de que de humor no quede ni una gota.


En semejante erial en bancarrota,

para apostar aún por la utopía

de un improbable oasis de alegría,

es que hace falta ser bastante idiota.


O tener ese punto de incordura

que se aferra a lo único sensato

e intenta mantenerte a salvo a ultranza.


Es volver la aridez literatura,

el modo de seguir mi instinto nato

de mantener con vida la esperanza.

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