Lo imaginaste siempre,
debe haber algún modo
de conjurar los múltiples dilemas,
a cual más inquietante
a cual más doloroso, que nos pone
en cada encrucijada del camino,
la vida,
ese tremendo disparate,
Ahora ya lo sabes, solamente se trata
de aprender a vivir
con la osadía en ristre.
De tener el descaro de sacar a bailar
a las sombras risueñas, que se ocultan, medrosas,
tras los malos recuerdos.
De gozar como un niño, metiéndote en los charcos
mientras cantas boleros en los días de lluvia.
De, en las noches sin Luna, dedicarse
a contar sin estorbo las estrellas.
De, en ausencia de rosas,
exprimirle a la espina
esa mínima gota
de esencia insospechada que le cabe...
Y enjugarse los ojos
sin muchos aspavientos cuando el guión lo pide,
apretando los puños
y silbando entre dientes...
Y tener el valor
de seguir adelante.
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