No
me he de ir sin antes
alisar
con primor sobre la cama
las
sábanas de hilo
y
el cobertor de lana.
!
Es tan crudo el invierno,
sus
noches son tan largas...!.
No me iré
sin
dejar tapizadas las paredes
de
caricias de raso,
sin
encender la vela que perfume
de
sándalo la estancia,
por
si es que llega esa hora tan oscura,
del
estremecimiento.
antes
que apunte el alba,
en
que antiguos recuerdos
y
futuros presagios nos asaltan.
No
me he de ir sin antes posar en vuestras frentes
mi
beso y mi suspiro
y
un olor a crisantemos secos
impregnando
indeleble vuestra almohada.
No
me he de ir, que espero
que
algo de mí se quede entre vosotros
los
que me amáis
y
amo,
como
una presencia extraviada.
Que
habite los rincones
en
donde se escabullen las nostalgias
a
conspirar los días en que llueve.
Que
se vaya escanciando sobre el aire
que
os envuelva a diario
como
una melodía imperceptible.,
cordial
y melancólica...
Eterna
e
inevitablemente inacabada.
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