sábado, 21 de febrero de 2015

Lumínica


Todo es luz.

La vida es sólo luz.

Pálpito de la luz.
Deseo de la luz.
Necesidad de luz
que convierte a los seres y a las cosas
en clorofila hambrienta y sensitiva.


II

El trino es un conjuro
para llamar al día por su nombre
y el candor del suspiro de los olmos
cada noche pretende
convocar un consuelo hecho de estrellas.

Hasta la piedra intenta su milagro.
Va gestando en su vientre silencioso
destellos por si acaso consiguen ver el aire
Y siendo iridiscencia desnudarla
en su más pura esencia elemental .


III

Pero el hombre conoce
la luz en carne propia.

Y tiene su dolor sobre los ojos.

Y sobre el corazón la intensa quemadura
de saberla utopía inaccesible.

Por eso se abre el pecho y  se desangra
en verbos, a la imagen
del un dios que recrease un mundo inverso.

Y espera que le brote , aun siendo oscuro,
torrencial el fulgor .


Por si es que al cabo puede,
vencida la querencia del barro por la prosa,
trascender en la luz.

Y poseerla.



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