Veo pasar la vida
como quien mira un río desde un puente
y observa como arrastra la corriente
cada lágrima o piedra en él vertida.
Ideas de suicida
se me pasan a ratos por la mente:
saltar y comprobar qué es lo que siente
la hoja que hacia el mar va enfebrecida.
Quién sabe qué floridos
paisajes, qué riberas de frescura
por mi escaso arriesgar me habré perdido.
Total, de cualquier modo,
y a pesar de mi estática postura
también yo pasaré, después de todo.
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