Me gusta ese silencio trasparente
y sutil de la noche que traspira
una quietud tan grata que desmiente
a un mundo sin paz que gira y gira.
El alma vigilante, que respira
envuelta en su cadencia, casi siente
un alma en cada cosa y que suspira
ambicionando el aire suavemente.
Yo , consagrada al rito del desvelo
le ordeño los rumores que rezuma
para ver si por fin me da su crema.
Y a veces, oh sorpresa, quiere el cielo
que suceda el prodigio y a mi pluma
acuda a platicarle otro poema.
Hora de luz dichosa, quién pudiera
tal zureo sentir la vida entera.
tal zureo sentir la vida entera.
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