Ser o no ser,
la duda
resulta razonable.
Por eso es que se instala
igual que una carcoma
y nos va corroyendo poco a poco
los frágiles pilares que sustentan
nuestros destartalados fundamentos.
Porque de ser, acaso
si somos  el conato de esa sombra
imprecisa y   fugaz que descubrimos
allá, del otro lado del azogue ,
y  casi nos recuerda   
 a un  alguien conocido en el destello
de miedo  , de tristeza
y determinación en la mirada.
Y de no ser ¿ Qué diablos
estoy haciendo  aquí, aventurándome
en esta bacanal del despropósito
en dónde exprime el alma
en cueros y al desnudo sus vergüenzas
y muestra su perfil
más naif y más patético.
Ser o no ser...
Fluctúa y se  columpia
la razón sobre el  borde de su abismo
y  eso siempre resulta
peligroso e inútil.
Conviene entonces darle
una oportunidad al corazón
y dejarse llevar por sus instintos:
Más que nada por ese que me dice
que si  soy o no soy no  cuenta tanto.
Que únicamente importa
entregarse en el pálpito que abrasa
a disfrutar a fondo del placer
del instante presente y  su certeza.
Y sentir lo que sientes apasionadamente.

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