No se entretiene el viento en la cintura
del sauce, ni se enreda en su ramaje,
los acaricia, en breve travesura,
con sus dedos de brisa y sigue el viaje.
No se ensimisma el río en el celaje
de su orilla bucólica, procura
discurrir, susurrándole al paisaje,
hacia la mar , buscando otra aventura.
Los astros , suspendidos en el cielo,
no saben de quietud,son un revuelo
de azares enfrentándose a su suerte.
¿Y quieres tú, espíritu inaudito,
contrariar el designio de este rito
del cambio universal y detenerte?
Sabido es que lo inerte
lleva sobre la frente un nombre escrito
con escarcha y es muerte, muerte, muerte.
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