sábado, 6 de febrero de 2016

Estrategia


Nunca conviene hacerse 
demasiadas preguntas.

Es mejor contentarse con dejar
que la mirada vaya resbalando
sobre  lo obvio ,
sin profundizar
en qué  angustia  o qué duda  
 sobre el aire levitan .

Habrá que acostumbrarse
a ver pasar delante de los ojos
los fantasmas del tiempo
sin acusar recibo.

Dejarlos resbalar
como quien ve caer la lluvia mansamente
detrás de los cristales
sin reparar en cómo va dejando
el paisaje impregnado de tristezas.

Es peligroso hacerse 
demasiadas preguntas
en un mero ejercicio dilentante
de  cultivar cinismo, 
y aún  más
cuando ya se conocen las respuestas.

Se impone la estrategia  milagrosa
de la estupefacción autista  en la burbuja 
del buen sobreviviente.

Hoy por hoy, lo sensato se reduce
a no pensar si habrán
o no otros mañana.

A respirar , a ver volar los pájaros
y a agradecer la vida.

A  fabular que ayer
 acaso en un momento luminosos
te sonrió la suerte.

E incluso 
 , sin saberlo,
  quizás fuiste feliz






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