Sé
bien que la estación que llega será oscura,
que
acudirá cargada de espesos nubarrones
y de
los procelosos mensajes que murmura
el
viento en un alarde de mixtificaciones.
Se
impone la estrategia que adoptan los pinzones
de
buscar en la esquina más secreta y segura
de tu
nido un refugio donde los corazones
hallen
unos en otros su cálida envoltura.
Y allí
, a buen recaudo, detrás de esas trincheras
que
espantan los inviernos, sentir lo imprescindible,
que
se tienen muy cerca las manos compañeras,
al
sumirse en un sueño confiado y apacible.
Y
soñar con que puede que ocurra lo imposible:
que
florezcan de nuevo las viejas primaveras.
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