Soñar
no cuesta tanto...
solamente
es
clausurar los ojos y abismarte
en
la fecundidad de tus anhelos.
Sentir
cómo conforta
el
Sol suave de Octubre ,
cómo
van madurando sin premuras
los
duraznos tardíos
con
qué fervor se ofrece
su
carne sazonada sin reserva a tus labios ,
cómo
enajena el aire
la
fragancia del mosto, que enredada en la brisa
perfuma
tus cabellos,
cómo
la sangre corre
apasionadamente
por tus venas.
Con
que impulso abrileño
palpita
el corazón.
Creer
que todavía
en
estas horas plácidas y amables del otoño
la
vida imprevisible aún guarda en su manga
algún
don que ofrecerte ,
que
puedes sonsacarle de su bolsillo exhausto
las
últimas migajas
de
alegría y sorpresa que le queden
y
recordar el gusto
de
la felicidad
De
sobra lo sabemos,
soñar
no cuesta nada.
Lo
que se paga en llanto es despertarse
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