Me
siento como un perro apaleado
por la
mano que lame mansamente
cada
vez que tus ojos, cruelmente
se
niegan a mirarme con agrado.
Tú no
puedes saber cómo de hiriente
puede
ser verse así mortificado
por
aquella persona que has amado
más
que a nada y a nadie hasta el presente.
Aun así
hay momentos en que abrigo
una
mínima brizna de esperanza,
de que
un día se acabe este castigo.
Sé
que con fe y amor todo se alcanza,
pero no
tengo todas yo conmigo...
Si me quieres querer ! sin más tardanza!!
No
quiero que parezca que mendigo,
pero veo que avanza
el tiempo,ese inclemente , flemático enemigo,
No hay comentarios:
Publicar un comentario