martes, 26 de diciembre de 2017

Ítacas


Si yo fuera Penélope
jamás despediría a un marinero
en el borde de un muelle, resignada
a guardarle la ausencia,
y diciéndole adiós,pañuelito en la mano,
con los ojos brillantes ,anegados de lágrimas.

Si mi hombre quisiera
cambiar mis brazos por otros recios nudos ,
dejarme en una orilla empantanada
tejiendo soledades y suspiros
mientras el parte en busca de aventuras,
por ir tras él diría una plegaria
el dios de los delfines, que siguen las estelas
de todos los navíos,
le vendería el alma
a una sirena vieja de esas que conocen
cómo robar la esencia de su espíritu
a todo aquel que escucha su voz oscura y mágica.

Si yo fuera Penélope
me iría sin dudarlo con mi Ulises,
quisiese o no quisiese,
rumbo a una isla ignota,que no venga en los mapas,
dónde a dúo perdernos y buscar
uno en la piel del otro
la más benigna y venturosa patria.

En dónde reconstruir , beso a caricia,
el viejo paraíso que perdimos
y tanto echa el corazón en falta.

Cuando el amor decora sus paisajes
cualquier lugar es bueno
para llamarlo Ítaca.

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