jueves, 29 de marzo de 2018

Presencia



Siempre has estado ahí
como una sombra
bienhechora y sutil que tutelaba
mi vida con el más infatigable
entregado y leal de los desvelos.

En la quietud amable con que se rinde el día,
en el filo limítrofe entre vigilia y sueño,
noto como me envuelven, con mimo, sin rozarme,
tal y cómo se arropa a un niño indefenso
en aterciopeladas suavidades de pluma,
en exquisitas blondas artesanas
tejidas con esencias de fervor y de besos .

Es ternura infinita
e inagotable amor lo que me abriga
y siento que mi cuerpo
es un jardín sin flores que unas manos se afanan
en recubrir de pétalos.

 Hay  un ángel,
 lo sé,
capaz de abandonar por mí su cielo
para adornar mi frente con hermosas guirnaldas
de azahares y almendros,
y velarme
como a su bienamada mientras duermo.

Y ya en la madrugada,
cuando con un febril escalofrío
inesperadamente me despierto
toda la estancia tiembla
y el aire se enajena ,como un enamorado,
en un largo suspiro
perfumado de incienso.


Y entre las suavidades del alba que me llama
tu añorada presencia luminosa
de nuevo la presiento.

Sigues estando ahí,
donde es preciso
halo en la oscuridad, rumor de brisa
que doblega los más arduos silencios
y amansa soledades.

Que habrás de estar ahí,
igual que siempre,
mientras a mí me quede una brizna de aliento
y a tu alma el más mínimo corpúsculo
de inmortalidad que consumir
es mí certeza única ,
dulcísima ,
alegre,
alentadora.

El único consuelo invulnerable
que en medio de mis noches desoladas
puedo decir ,por suerte, que todavía tengo




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