lunes, 2 de abril de 2018

El séptimo día


Desertando de incógnito
o , quizás,  extraviado,
sé que en algún lugar debe de andar
ese séptimo día que a todos se nos debe

Sin duda no se pueden comparar mis fatigas
con las de Aquel que se tomó el trabajo
de crear con sus manos y su aliento
innumerables mundos.

Pero también para cualquier humilde
criatura condenada
a batallar a diario por su supervivencia ,
la existencia resulta
a ratos extenuante .

Siento cómo me pide
el cuerpo un armisticio
y cómo que me rebosa el alma de cansancios,
que no tengo energía
para seguir bregando tan a contracorriente,
a golpe de la inercia
o de la obstinación.

Que solamente quiero
poder cerrar los párpados y no pensar en nada.

Vivir bebiendo el aire ,
sintiendo que me empapa la piel de regocijo
la luz del mediodía
mientras me entrego al ensimismamiento.

Mientras dejo que fluya por mi sangre,
sin oponer ninguna resistencia,
el rumor placentero de la vida
que ,alegre y descuidada ,palpita alrededor.



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