Desertando
de incógnito
o , quizás, extraviado,
sé que
en algún lugar debe de andar
ese
séptimo día que a todos se nos debe
Sin
duda no se pueden comparar mis fatigas
con las de Aquel que se tomó el trabajo
de
crear con sus manos y su aliento
innumerables
mundos.
Pero
también para cualquier humilde
criatura
condenada
a
batallar a diario por su supervivencia ,
la
existencia resulta
a ratos
extenuante .
Siento
cómo me pide
el
cuerpo un armisticio
y cómo
que me rebosa el alma de cansancios,
que no
tengo energía
para
seguir bregando tan a contracorriente,
a golpe
de la inercia
o de la
obstinación.
Que
solamente quiero
poder
cerrar los párpados y no pensar en nada.
Vivir
bebiendo el aire ,
sintiendo
que me empapa la piel de regocijo
la luz
del mediodía
mientras
me entrego al ensimismamiento.
Mientras
dejo que fluya por mi sangre,
sin
oponer ninguna resistencia,
el
rumor placentero de la vida
que
,alegre y descuidada ,palpita alrededor.
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