Todos
vamos
a diario andando por la vida
al modo
de los ciegos,
tanteándola,
para
ver si tomando la medida
exacta
de sus cuernos
podemos
torearla,
porque
aquí
no
existe burladero que nos salve
de sus
mil embestidas,
de
tener que tragarnos
a pie
firme
miedo
, rabia y dolor
a palo
seco.
Sospecho
que en
esta especie de lance estrafalario
llevo
las de perder
y no sé
cómo
cambia
de tercio y suerte.
No
trajimos un libro de instrucciones.
Nadie
no dio un cursillo acelerado
sobre
cómo triunfar en el intento.
Todo lo
más tuvimos
algún
sufrido ejemplo edificante
de cómo
soportar ,sin inmutarnos,
a base
de ponerse de perfil
y
hacerse el Don Tancredo
sus
múltiples derrotes.
Y
después...
a
bailar con la más coja...
en cada
prueba
acierto,
error, error..
acierto...
Error,
error,
error...
Y otra
cornada más,
más
cicatrices
que se
añaden al mapa topográfico
que la
existencia traza a pulso , a sangre y fuego,
sobre
mi piel maltrecha
y ya
van tantas...
Ya
digo, últimamente,
por
toda el repertorio de señales
que
voy acumulando.
sutilmente
sospecho que he vivido.
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