Tantos
milagros,
tantos,
como a
diario suceden,
como
en silencio ocurren a nuestro alrededor
sin que
nos demos cuenta.
Tutela
cada átomo
dentro
de sí un misterio.
Cada
ameba ya es
un
pequeño prodigio.
Cada
ser vivo guarda en secreto el enigma
del
empecinamiento resiliente
y la
fragilidad
y el
germen de algún don maravilloso.
Y más
que nada el hombre,
equilibrio
precario
entre
la racional criatura sorprendida
y la
que no se cansa,
de ,
apasionada y peligrosamente,
sobre
la cuerda floja delirante
de lo
emocional,
plantearse
preguntas ,
sabiendo
de antemano que no hallará respuestas.
Tantos
milagros, tantos,
existen
como estrellas hay en el firmamento
y
arenas en las playas.
Y el
más indefinible ,
el
corazón humano ,
capaz
de presentir que en lo nimio y lo oscuro
palpitan
la belleza y grandiosidad.
Capaz
de conmoverse
y
tratar de explicar lo inexplicable,
-un
paso más allá del estupor-
escribiendo
un poema.
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