La piel
tiene memoria, escarmentada
de la
caricia que esperó transida
y que acabó volviéndosele herida,
ahora
no se arriesga ya por nada.
A la
piel no le vengas con el cuento
del
roce sanador , que te acelera
el
fluir de la sangre y la frontera
de las pieles derriba en un momento
Muy
trabajosamente ha conseguido,
llaga
a llaga , agenciarse una armadura
tras la
que preservar lo más querido.
No
aguanta ya la piel más cicatrices
y
prefiere añorar en su clausura
el
tacto de otros tiempos más felices .
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