miércoles, 2 de enero de 2019

Ventanas cerradas



Mi vida es una casa de ventanas cerradas
dónde  bandadas  tristes de pájaros afónicos
no encuentran el motivo para seguir cantando
al despertar anémico de mañanas sin sol.

Ha aprendido su idioma y hablo a las paredes
en voz casi inaudible , intentando soñar
que ellas sí me entienden y que en cualquier momento
se pondrán a contarme sus propias pesadumbres.

Voy dominando el arte de la supervivencia
a base de negarme mis íntimas verdades
y olvidarme de ir contando mis renuncias.

Lo que aún no consigo es lograr persuadirme
al llegar cada noche de que he sido feliz
y que ignore la almohada a qué saben mis lágrimas.



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