El
rostro, más que rostro es el notario
que da
fe de los mil y un avatares
que nos
toco vivir en ese diario
trasegar
entre risas y pesares .
Tatúa
surcos el llorar a mares
y es
sal y hiel el mísero salario
que
curte con sus roces familiares
la piel
del que malvive en solitario
Pero yo
sé que suelen ser tus ojos
con su
clemencia los que la hermosura
descubren
más allá de mis despojos.
Y es en su espejo, lúcido y sereno,
donde quiero mirarme , bien segura
que ha
de mostrarme mi perfil más bueno.
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