Bienvenida la rosa a cualquier hora
y más aún en la estación del hielo,
cuando parece que se empeña el cielo
en mostrar los rigores que atesora
Mayor y más intenso es el consuelo
que brinda su belleza , porque ahora
abrazamos la espina que incorpora
con tal de disfrutar su terciopelo.
Y es que si algo hemos aprendido
con el paso del tiempo es cómo cura
y aplaca el escozor de cada herida.
Que, bueno o malo, todo lo sentido
va decantando en quintaesencia pura
de este misterio que llamamos vida.
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