Me
gustar estar aquí, en las entrañas
de la
penumbra de una atardecida
que
destila quietud , entretenida
en
contar figuradas musarañas.
Más
probable es que vengan las montañas
hoy a
mí, a que , en un rapto suicida,
yo me
ponga a escalar, o me decida
a
emprender más intrépidas hazañas .
Porque
aunque el alma , en un hálito iluso,
no deja
de soñar con altitudes
y en
pálpitos se ve volando incluso.
El
cuerpo, fatigado y más juicioso,
se
sabe uncido a sus esclavitudes
y
agradece este instante de reposo.
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