Primero lo anunció sobre los cielos
el blanco aletear de las cigüeñas
Y ahora, apostando a que estaría
aún en pie la casa,
contra todo pronóstico,
han regresado...,
han vuelto
al alero otra vez las golondrinas.
Los cerezos revientan
de flores sonrosadas
y en el rosal ya apuntan
pequeños brotes verdes.
Ajena a todo aquello que no sea
el seguir ciegamente sus impulsos
es la vida,
pujante,
la que vuelve.
Habrá que recibirla
con todos los honores,
celebrando los dones impagables,
que después de amargarnos con sinsabores múltiples ,
inesperadamente nos entrega.
Y esperar …
Esperar,
expectantes,
con el alma encendida y el corazón abierto,
por si suena la flauta...
Por si ocurre el milagro
y la ilusión regresa.
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