viernes, 6 de agosto de 2021

Paisajes al pastel


Hoy prefiero mirarme desde lejos

y con ojos ajenos.

Dibujarme

sentada bajo un sauce, ensimismada

escuchando el rumor de la caricia

del viento entre las ramas y el arrullo

de amor de las palomas

y viendo atardecer.


Y poco más...

tampoco

hay mucho más que tenga que contar

que merezca la pena.


Hablo de lo que sé

y de lo que conviene,

de las cosas sencillas

que son mi día a día y constituyen

la fuente de mi gozo.


A quién le importa

en qué pozos he ahogado mi dolor.


Escarbar en su abismo

es hacer que despierten los fantasmas

de los viejos recuerdos.


Esos que todavía

consiguen desplegar sobre tus ojos

un velo de humedades

y logran que los labios te rezumen

otra vez amargor.


Es mejor evadirse,

contemplar estos suaves paisajes al pastel

que a ratos nos regala la vida y difuminan

matices más oscuros.


Aferrarnos

a su plácida imagen que nos hace olvidar

la inevitable angustia que supura

la hora del adiós.

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