Largas horas dedico cada día
a ver pasar la vida en mi ventana,
dejándome vencer por la apatía
como si ya no hubiese otro mañana
Con una precisión de cirujana,
disecciono la exacta anatomía
del minuto y me invade una liviana
inclinación a la filosofía.
Siento que, en mi abstracción irrelevante,
eterno se me hace cada instante,
fluidez en un caudal sin contingencia .
Y luego, qué tremenda paradoja,
un siglo tiempo escaso se me antoja
si es el lapso que acota mi existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario