sábado, 2 de abril de 2022

Travesía

Aprendes,

muy poco a poco,

aprendes

el verdadero nombre

y el valor de las cosas.


Que el triunfo no es lo mismo

que el éxito y se puede

levitar en tus ínsulas, al tiempo que te sientes

perdido y miserable,

o ser el feliz náufrago

que nada debe a nadie, pues forjando renuncias

ha construido su isla.


Aprendes,

a golpes,

pero aprendes

a escuchar los instintos más selváticos

que bullen en tu sangre

que te guían sin mapa en mitad de la noche,

o te enseñan el modo

de surfear tsunamis en un vaso de agua

que en silencio  se gestan

en tus ciénagas íntimas.


Llegaremos,

con un poco de suerte,

llegaremos

a hacernos la pregunta trascendental, la única,

esa que por temor y por prudencia 

no traspasa los labios.


Tampoco es primordial,

si no tiene respuesta, si ,a base de ser obvia,

apenas ni dolor vital nos causa,

olvidemos su espina.


Aprendemos,

tarde,

pero aprendemos

cómo domesticar los oleajes

de nuestras emociones

y a navegar en calma, buscando nuestro norte

en la Estrella Polar incombustible

de antiguas entelequias redivivas.


Que todo lo que importa

es saber disfrutar la travesía.

 

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