domingo, 18 de diciembre de 2022

Consuelo


 

Ahora, que se ciernen

sobre mí los colores

sangrientos del crepúsculo,

que sus sombras me cercan como cuervos hambrientos

y ya no tengo el ánimo para inventar canciones

con las que dispersarlos,

ahora, solo ahora,

es cuando al fin comprendo

el tiempo que he perdido,

pretendiendo imposibles,

fabulando entelequias,

persiguiendo señuelos de color arcoíris

por celajes ajenos.


Lo sé,

ya no se puede

reescribir el pasado

y para nada sirven los lamentos.


Incluso procurar que el sabor corrosivo

que mascar la derrota va dejando en tus labios

no te acabe agostando la sonrisa,

a base de silbar blues melancólicos

y de beber cazalla,

se queda únicamente en un intento.


Menos mal que, a ratos, aún me llega a mí

para abordar sin culpa ni vergüenza

esta especie de extraño

desvarío poético.


En mitad de mi noche solitaria,

afilando a conciencia un destello de Luna

sobre los pedernales de un cuero encallecido,

el alma sensitiva

horado

y, gota a gota,

dejo manar mis versos.


No diré que no duele...

pero siento en sus letras palpitantes

que sigo estando viva.


Y que aunque sea triste

y deprimente

y mísero...

esta sangría es mi único consuelo.

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