domingo, 8 de enero de 2023

Before the deluge ( Retrato de mujer sin paraguas)


 

Hoy no tenía ganas de salir.


Se me ha ido estrechando

mi zona de confort.


Ya es mi costumbre

vegetar en el limbo,

mirar tras el cristal como pasa la vida

sin apenas rozarme.


Pero sobrevivir exige estos tributos

de inclementes paseos 

bajo un cielo invernal,  en el  que apenas

si se atreve a asomarse algún rebelde

rayo de Sol.


No logro

 habituarme a tener que caminar

 por  calles atestadas

de gente bulliciosa.


Nadie sabe

de qué manera puede

atormentar el corazón del solo

 la intensidad  del eco de las risas,

definición perfecta del sonido 

feliz.


Sentimental,

perturbador.



*******


Alargo

innecesariamente este receso

en el penitenciar, al que te obliga

 cumplir con el prosaico afán manducatorio.


Detrás de los cristales del café,

el mundo es un lugar inhabitable

lleno de gente anónima

- sombras de otros Juan Nadie, como yo- 

que siempre tienen prisa.


Remuevo los terrones lentamente

mientras mi pensamiento reproduce,

una vez y otra vez, 

 rostros, gestos, imágenes,

el qué , el quién , el cómo...

lo identitario  de mi biografía.


Y no puedo evitar ponerme triste.


Como los soliloquios de mi mente,

la cucharilla avanza

en círculos concéntricos.


Igual que la existencia.


Qué castigo divino

más atroz este errar

en eternos caminos circulares.


Es hora de salir

y respirar el aire destemplado

que aplaca el lacrimal.


Fuera empieza a llover.


Y no he cogido

paraguas,

confiando tontamente de nuevo en mi intuición,

 contra el pronóstico

que dio el hombre del tiempo.


Voy a calarme

hasta más misma médula.


Está visto, lo mío

no es ser clarividente...


Otro fracaso más.


La vida sigue.


También a los diluvios,

 si es que llegan,

 tendré que acostumbrarme.

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