domingo, 6 de octubre de 2024

Temporales


                                                                        Dime,

¿ acaso no has sentido alguna vez

el rumor intestino que originan

al medrar mis tormentas?


Compactas vaharadas de suspiros,

evocación agraz de los efluvios

de las flores marchitas,

que hablan de sangrante frustración

por tantos y tan tristes buenos días perdidos,

y atruenan el silencio.


Fulgores tamizados

por la delicadeza de los párpados,

capaces de fundir

los casquetes polares,

pero que nada pueden contra el hielo

con que la indiferencia

fue sepultando viejas ilusiones.


Aún así,

no hay nada que temer,

no oraré con fervor para que abra

sus compuertas el cielo sobre nadie,

no anida en mí la furia,

fruto de la impotencia,

ni me mueven

el afán de revancha y el despecho,

solamente me invade

una inmensa tristeza.


En mí empieza y acaba

este mal sin remedio...


Se trata solamente de dejar

que la fatiga acabe por rendirte

y el tiempo haga su parte.


Lentamente,

en mansos temporales de lágrimas furtivas

se acaba diluyendo.

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