Vivir ha sido siempre un desafío.
Intentar que no queden sepultadas
tus ilusiones, bajo toneladas
de desencantos, causa mucho hastío.
Masticar soledad, rumiar vacío
ocupan hoy las horas desveladas
de las interminables madrugadas
en que mi oscuridad radiografío.
Confiando en que la luz del nuevo día
me descubra un destello que abalance
mi equilibrio interior con su pamema.
Y que pueda exprimirle todavía
esa pizca de magia que me alcance
para escribir algún nuevo poema.
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