viernes, 26 de enero de 2018

Tercamente


¿Valdrá la pena
mirar hacia lo alto cada día
buscando la manera de alcanzar
el ancho espacio azul, que nos transforma
la mirada en anhelo?

¿Valdrá la pena
ponerse de puntillas por si puedes
llegar a acariciar algún retazo
de nube deshilada?

¿Valdrá la pena
pasar las horas muertas preguntándose
si merece la pena?

Nuestro anclaje está aquí,
sobre este suelo
tan pedestre y tan solido
y debiera bastarnos con saber
que nunca va a fallarnos.


Como una madre amante 
espera con paciencia
que exhalemos un último suspiro
para acoger nuestro marchito barro
con  devoción y celo eternamente
y fabricar con él los elixires
que nutra el repertorio de perfumes
del Mayo más florido.

Ese es todo el honor
que los cielos nos tienen destinado,
la gloria que nos ha tocado en suerte

Yo lo sé 
 y aun así
tercamente deshojo margaritas,
por si alguna me dice que mi nombre
sí que está destinado a ser escrito
 con indelebles letras luminosas
   al lado de una estrella

Que solo es necesario
estirar más el brazo y atreverse a soñar.

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