domingo, 28 de enero de 2018

Desmoronamiento


Llega otra vez la noche,
otra vez llega
el vacío a adueñarse de mi pecho,
la angustia a corroerme con ira las entrañas,
la duda a carcomerme,
la verdad a afligirme ,
a desvelarme,
envuelta en los noctámbulos rumores
que agigantan las sombras de mis presentimientos.

La noche dejará de avasallarme
pero no cesará mi sufrimiento.

Los días se suceden
desganados y tristes.

Se deslizan despacio,
como agua de lluvia entre los dedos,
y el tiempo, ese presente
valioso que anhelamos,
es un continuo enigma que nos huye
sin dejarse sacar ningún provecho.

Aunque la luz acalla
los pálpitos oscuros,
y el ruido de la vida
amortigua el clamor que nos rebulle
a cataclismo próximo,
aunque canto y me río cuando toca ,
todo es trampantojo que enmascara
un desmoronamiento.


Porque las procesiones
de las penas más grandes y más hondas,
que no tienen consuelo ni dios que las remedie,
ya se sabe
que siempre van por dentro.

Yo ya no pido nada
al cielo sordomudo .

Solamente confío
en un golpe de suerte.

En que cambien los vientos
y las nubes se abran
y el Sol brille otra vez sobre nosotros.

Que antes que mi tiempo se termine
sonrías al mirarme
y que yo pueda verme reflejada
en tus ojos de nuevo.







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