lunes, 19 de febrero de 2018

Doce rosas, catorce versos ( XXXIII, bis)



La novia, su sonrisa enamorada,
no importa la ocasión, siempre es radiante.
No hay un Sol otoñal que un novio amante
no lo vuelva de Abril en su mirada.

Días de lluvia...Vida deshojada...
Los pájaros nos huyen y no obstante,
el corazón lo sabe, lo importante
está en nosotros. Más allá no hay nada.

El Cielo nos prestó su don eterno,
pues de otro modo es poco comprensible
que sean treinta y tres las primaveras.

Soñemos con burlarnos del invierno.
Un milagro de amor siempre es posible:
Yo sólo necesito que me quieras.

Por si no crees cosas prodigiosas,
cambié en catorce versos doce rosas.



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