Desde
dentro
me nace
una oración.
Brota,
temblorosa
y frugal,
de
algún lugar del alma,
pero
los labios,yermos,
rigor
de piedra inerte ,
de dura
losa fría,
huérfanos
de ternura y anegados
de
besos imposibles,
se
niegan a decirla
Suaves
plumas
me
crecen los dedos
caricias
que quisieran derramarse,
entregarse
al granito que las manos no pueden
transformar
en tibieza
Hoy anida
en la
herida sangrante de mi pecho
un
dolor palpitante , tibio y húmedo
que
aletea y se escapa
con
rumbo a su querencia natural.
Y sin
sentirlo
me
sorprendo diciendo tu plegaria:
"
Padre mío,
yo no
sé si estarás allá en el cielo,
pero en
mi corazón de hija amante
sabes
que vivirás
hasta
en instante mismo en que me muera”.
Sé
que solo son palabras cargadas de emoción
que ha de llevarse el viento,
pero siento al decirlas cómo se impregna el aire
de un aliento amoroso que el alma me serena.
Sé
que solo son palabras cargadas de emoción
que ha de llevarse el viento,
pero siento al decirlas cómo se impregna el aire
de un aliento amoroso que el alma me serena.
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