martes, 29 de mayo de 2018

Los más viejos románticos ( XLI)


Érase un parque, un banco, una fuente...
Uno de esos rincones encantados
llenos de magia, en donde, enamorados,
nos juramos amor eternamente.

Me regalaste un libro y una rosa
aquel Abril en el que un primer beso
me robaste, tan tímido y travieso
como el roce de una mariposa.

Recorremos en tardes otoñales
doradas sendas, bajo la armonía
que los jilgueros crean con sus cánticos.

Ojalá que en los días invernales
paseemos al Sol del mediodía
de la mano, sintiéndonos los más viejos románticos.

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