No
he sido la primera
ni
habré de ser la última que haga
de
su lengua volcán, ceniza o llaga
por
ser de la palabra pregonera.
Por
nombrar lo inefable
al
vino llamo pan , al cielo ,rosa,
al pecado, placer ... que salga airosa
con
tal dislocación no es muy probable .
Y
ya, puesta al oficio,
apuesto
contra mí que he de exprimirle
al
verbo su más clara luz secreta.
Mil
fuegos de artificio
y
una traca final con que decirle
a, mundo en voz en voz muy baja : “ Soy poeta”.
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