miércoles, 20 de agosto de 2025

Dones


 

Con qué loca y osada inexperiencia

cantabas matariles en las suaves

tardes de algún abril, en que las aves

celebraban el don de tu inocencia.


En el fondo del mar no están las llaves

de castillo ninguno, en consecuencia

por mucho que bucees a conciencia

tan solo encontrarás hundidas naves.


Quién fuera aún rehén de aquellos cuentos

que te inspiraron sueños seductores

en la estación lejana de la infancia.


Luego, ante octubre austero y sus recuentos

de fracasos, suplicas los favores

del olvido y su don de la ignorancia.

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